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El escándalo en la Cámara de Diputados aleja la posibilidad de consensos

La escandalosa sesión del jueves pasado en la Cámara de Diputados detonó los puentes de diálogo que había entre el oficialismo y la oposición, lo cual embarró el terreno y puso en jaque la posibilidad de votar proyectos que ya habían sido acordados y tenían luz verde.

La escandalosa sesión del jueves pasado en la Cámara de Diputados  detonó los puentes de diálogo que había entre el oficialismo y la oposición, lo cual embarró el terreno y puso en jaque la posibilidad de votar proyectos que ya habían sido acordados y tenían luz verde.

En este clima de extrema tensión, es imposible pensar en la posibilidad de una pronta sesión para tratar temas de consenso, ya que no hay condiciones políticas para acordar.

Después de la sesión de jueves pasado se pensaba en una segunda sesión para el 14 o 15 de diciembre, pero hoy ese objetivo parece más lejano que nunca.

La proximidad de la sentencia judicial de Cristina Kirchner y, concomitamente, la polémica judicializada por la designación de los miembros al Consejo de la Magistratura, agudizaron las tensiones y tiñeron la dinámica interna del Congreso, tal como se vio en la actitud que tomó Juntos por el Cambio para boicotear la sesión en la que iban a aprobarse la creación de ocho nuevas universidades nacionales, entre otros proyectos de ley.

Si bien la principal bancada opositora estaba de acuerdo con el temario e iba a votar a favor de los proyectos, el repudio a Cecilia Moreau por su decisión de retrotraer la resolución con las designaciones de cuatro diputados al Consejo de la Magistratura, alteró los ánimos y a fuerza de gritos y escándalo, consiguió agotar la paciencia de la presidenta de la cámara, que levantó la sesión, pese a que tenía quórum.

Cristian Ritondo se retiró triunfante del recinto luego de haber logrado su cometido de hacer caer la sesión, pero lo festejó de una manera indecorosa: con un gesto obsceno utilizando sus dedos, en señal de sometimiento sexual.

Antes había sido protagonista de otro incidente lamentable cuando a los gritos llamó "venezolana" a la oficialista Blanca Osuna, como si el gentilicio de la nación caribeña fuera un insulto.

La entrerriana, víctima del nerviosismo, también fue protagonista de un episodio desafortunado cuando tildó al macrista Gerardo Milman de "asesino", de quien el kirchnerismo sospecha que estaba al tanto del intento de asesinato de Cristina Kirchner ocurrido el 1 de septiembre pasado.

Esto responde a la revelación de un testigo que dijo que 48 horas antes del atentado identificó a Milman en un restaurante y lo habría escuchado decirle a dos colaboradoras una inquietante frase: "Cuando la maten yo voy a estar camino a la costa".

Y apenas terminó Tailhade también pateó el avispero provocando a Mario Negri y a la UCR, a la que acusó de estar "sodomizada" por Mauricio Macri. Desde la oposición denunciaron que la referencia a esa práctica sexual tenía connotaciones homofóbicas y misóginas.

Desde Juntos por el Cambio, hay sectores que se sienten avergonzados por el "espectáculo bochornoso" del jueves pasado, como admitió en una autocrítica Margarita Stolbizer en diálogo con Radio Rivadavia. La líder del GEN ensayó una suerte de autocrítica al señalar que lo que debería haber hecho la oposición es no dar quórum y retirarse del recinto, pero no ir al choque con violencia como sucedió.

"Mi enojo con la sesión del jueves es que terminó siendo una guerra de barrabravas de un lado y del otro, dando un espectáculo bochornoso cuando nosotros lo que deberíamos haber hecho es no aceptar sesionar en esas condiciones y habernos retirado. Yo me acerqué a (Cristian) Ritondo y a (Mario) Negri y se los sugerí", remarcó.

"Creo que no podemos estar en esta competencia que a veces la siento adentro de JxC que es quién grita más fuerte, quién dice la barbaridad más grande", subrayó Stolbizer, y reconoció que desde la oposición por momentos se cae en este juego por el rédito electoral que genera el exacerbamiento de la grieta.

Más allá de las voces moderadas desde una y otra orilla, la escalada de tensión siguió en alza. Desde JxC pidieron la expulsión de Cecilia Moreau, Blanca Osuna y Rodolfo Tailhade, mientras que el Frente de Todos contestó con la presentación de un proyecto de ley redactado por la diputada Mara Brawer para la remoción de Ritondo por el gesto obsceno que le hizo a la bancada oficialista cuando emprendía la retirada del recinto.

Si este proyecto fuera discutido en una sesión, el recinto se convertiría en un campo de batalla porque Ritondo no es un diputado raso sino el jefe del bloque del PRO.

En este marco, quedan pendientes de resolución en la Cámara de Diputados no solamente la creación de nuevas universidades nacionales, sino además la normativa sobre represión y prevención del lavado de activos.

A su vez, quedan frenados los proyectos de ley de Envases y la ley de Neumáticos de un solo uso, y la ley marco para la regulación de la obstetricia, que lleva seis intentos fallidos en 14 años.

También quedó truncada la modificación a la Ley 22.990 de sangre humana, y el proyecto que propone la contención y acompañamiento de las personas que reciben un diagnóstico de trisomía/síndrome de down para su hijo en gestión o recién nacido. Ambas iniciativas estaban en el temario de la sesión de la semana pasada.

La Ley de Agrobioindustria, la ley de Humedales, la iniciativa de regularización de aportes previsionales y el blanqueo de capitales que el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció este domingo son otros proyectos en pausa.

Fuente, NA


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