La lujosa vida de Luis María Kreckler, el nuevo embajador argentino en China
Una moto Harley Davidson, una parrilla de canje y otros caprichos y excentricidades complican el futuro del diplomático en Asia.
Luis María Kreckler está en el ojo de la tormenta por las excentricidades y los lujos que se está dando en su nuevo rol como embajador argentino en Beijing, algo que ya había pasado cuando se desempeñaba en Brasil y decidió alquilar una lujosa mansión a orillas del lago Paranoá, una de las zonas más exclusivas de Brasilia.
En el país asiático, Kreckler intentó alquilar un pent house en una lujosa torre de Beijing aunque el Gobierno disponga de una residencia exclusiva para su embajador. Pero en línea con lo que ha sido su carrera diplomática, Kreckler buscó un alquiler valuado en 15 mil dólares por mes en un reconocido barrio residencial. Pero no sería el único ostentoso gesto que buscó el por ahora embajador.
En principio, sus modos personales quedaron lejos del ejercicio diplomático y comenzó con una serie de fuertes destratos con los empleados locales. Además implementó una especie de canje personal para adquirir una parrilla y dos motos eléctricas intercambiadas por fotos personales al estilo "compre ya". Para poder sumar puntos a su cadena hotelera preferida -Marriot- toda la embajada debe alojarse allí para que el embajador pueda sumar "millas".
¿Qué hizo en sus primeros meses de gestión? Por ahora el embajador se centró en lo que más le importa: su beneplácito personal. Así estuvo abocado a que llegue una ostentosa moto desde suiza que generó un entredicho bilateral con la administración china: era una Harley, que claramente se encuentra prohibida localmente. Fue tan grande la desprolijidad que por lo bajo dejan trascender que salieron "visas de cortesía" como contraprestación.
La próxima misión que tiene Krekcler en su aún rol de embajador es la organización de la reconocida Feria de Comercio Exterior en Shangai y en el Palacio San Martín ya hay caras largas porque recuerdan el gasto exponencial que hizo en su paso por Brasil. Teniendo en cuenta que todo esto lo hace en un país donde la austeridad es un gesto político claro y que todo se da en el contexto global de una pandemia que afecta al mundo. Hasta el propio presidente Xi Jinping brindará su discurso en forma virtual.
En medio de todo este ruido por la excentricidades del embajador Krekcler se suma un interrogante que hace cada vez más ruido sobre su futuro inmediato: el Gobierno chino aún no le ha recibido las cartas credenciales.
Fuente: NA