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Día Mundial de la Salud:

Es un llamado a tomar conciencia sobre la fragilidad de nuestros sistemas sanitarios

En el marco del Día Mundial de la Salud, que se celebra cada 7 de abril, Argentina se une al clamor global por una salud para todos. Sin embargo, la realidad nacional presenta desafíos significativos que demandan una atención urgente y políticas públicas robustas para garantizar el bienestar de cada ciudadano.

Los recientes datos sobre pobreza e indigencia, aunque muestran una leve disminución semestral, revelan que una porción considerable de la población aún lucha por cubrir sus necesidades básicas, impactando directamente su salud física y mental. El 38,1% de los argentinos vive bajo la línea de pobreza, y dentro de este grupo, un 8,2% se encuentra en la indigencia. Estas cifras no son solo estadísticas; representan familias con acceso limitado a una alimentación adecuada, a servicios de salud preventivos y curativos, y a condiciones de vida dignas, factores determinantes para una buena salud.

La brecha de pobreza, que se sitúa en un 37,0%, subraya la profundidad de la desigualdad y la distancia que aún separa a los más vulnerables de una vida saludable. Es particularmente alarmante el hecho de que más de la mitad de los niños y adolescentes (51,9%) vivan en hogares pobres, lo que compromete su desarrollo presente y futuro, incluyendo su salud.

Si bien el aumento promedio de los ingresos familiares superó el incremento de las canastas básicas en el último semestre, permitiendo que algunos salieran de la pobreza, la persistente alta incidencia de la pobreza y la indigencia pone de manifiesto la necesidad de políticas de redistribución de la riqueza más efectivas y sostenibles. Un sistema de salud equitativo no puede prosperar en un contexto de profunda desigualdad social.

El Día Mundial de la Salud de este año nos invita a reflexionar sobre los determinantes sociales de la salud y a reconocer que el bienestar no es solo la ausencia de enfermedad, sino un estado completo de bienestar físico, mental y social. En Argentina, esto implica abordar las disparidades regionales en el acceso a la salud, donde provincias del NEA y NOA presentan los mayores índices de pobreza y, presumiblemente, mayores desafíos en materia de salud.

Es crucial fortalecer el sistema de salud pública, garantizando su acceso universal y gratuito, invirtiendo en infraestructura, equipamiento y personal capacitado en todo el territorio nacional. Asimismo, se requiere una articulación efectiva con otras áreas de gobierno para implementar políticas integrales que aborden la pobreza, la inseguridad alimentaria, la falta de vivienda digna y la educación de calidad, todos ellos pilares fundamentales para una población sana.

En este Día Mundial de la Salud, el llamado es claro: Argentina debe redoblar sus esfuerzos para construir una sociedad más justa y equitativa, donde la salud no sea un privilegio, sino un derecho fundamental garantizado para todos. 

Esto exige un compromiso firme de las autoridades, la sociedad civil y cada ciudadano para trabajar juntos en la construcción de un futuro donde el bienestar sea una realidad para cada argentino, sin importar su origen o condición socioeconómica. La salud de la Nación es un reflejo de su justicia social.

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